Todos los animales nacemos con los mismos derechos y tenemos intereses propios. Nadie tiene autoridad moral para arrebatárnoslos a pesar de lo que dicten las leyes.

domingo, 4 de octubre de 2009

Día Mundial de los Animales.

Como cada 4 de Octubre desde 1.931, festividad de Francisco de Asís, hoy vivimos el Día Mundial de los Animales amargamente: en estos instantes, miles y miles de animales en todos los rincones del planeta están finalizando sus míseras vidas entre interminables sufrimientos para satisfacer la voracidad y la perversión de la especie humana.
Todos sabemos que desde que nos integramos en el Movimiento de Liberación Animal optábamos por un larguísimo y trabajoso camino jalonado, desgraciadamente, por interminables tristezas interrumpidas brevemente por algunas alegrías, pero no podemos hacer otra cosa.
Un día cualquiera, cada uno en su momento, fuimos valientes y miramos hacia el otro lado siendo testigos presenciales de todo el dolor que nuestros compañeros de especie son capaces de inflingir a los más débiles, animales humanos o no-humanos, para satisfacción de sus más bajos instintos o simplemente para mejorar las cuentas de resultados de sus negocios.
Estamos en Lucha permanente contra el sufrimiento, contra la humillación, contra la sinrazón, contra el padecimiento injustificado de los que no se pueden defender de “los otros”, de aquellos que sin ningún tipo de autorización moral se apropian y disponen a su libre albedrío de los derechos que todos los animales por el simple hecho de nacer tenemos, pero no podemos hacer otra cosa.
Desde los animalarios vinculados a cualquier centro de experimentación con animales; desde cada granja donde hacinados intentan subsistir millones y millones de animales destinados a la alimentación humana; desde los criaderos de animales que anualmente masacran a seres cuya única “finalidad” es satisfacer a engreídos embrutecidos por la moda; desde todos los centros de exterminio animal... surge el grito de auxilio de todos los condenados, un grito mudo y no por eso menos atronador.
La tozuda historia nos recuerda continuamente que todo tiene “sus tiempos” y en nuestras manos está acortarlos en la medida de lo posible porque aquí si podemos hacer OTRA COSA: PODEMOS UNIRNOS EN LO COMUN Y APARTAR LAS DIFERENCIAS.
Debemos trabajar con acuerdos de mínimos que nos permitan articular las mayorías necesarias imprescindibles para ser escuchados.
Debemos exigir sin ambages y con rotundidad los cambios legales necesarios que nos permitan perseguir sin tregua a los maltratadores y a los explotadores sin escrúpulos.
Debemos acusar directamente al aparato del Estado cada vez que se dé un caso de dejación en sus obligaciones.
Debemos presionar a las instituciones para que los recursos económicos destinados al maltrato sean direccionados hacia la protección animal porque los “bolsillos animalistas” son limitados y las arcas públicas de todos.

NO DEBEMOS OLVIDAR QUE LAS CONSECUENCIAS DE SUS ERRORES Y DE LOS NUESTROS LAS PAGAN LOS INOCENTES.

NO DEBEMOS OLVIDAR QUE TODOS SOMOS RESPONSABLES.
Acción Animalista.

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